El duelo durante el COVID-19.

Debido a las consecuencias de los efectos del COVID-19, tristemente han fallecido en España a día de hoy más de 50.000 personas a causa del virus. Es un proceso duro, difícil, y más aún cuando las condiciones económicas y sociales perjudican todavía más la realización del duelo de los fallecidos. A continuación presentaré una pequeña guía sobre el duelo, qué podemos hacer para sobre llevarlo de mejor manera y qué podemos hacer para ayudar a aquellos en duelo en esta situación global.

¿Qué podemos sentir durante el duelo?

Es completamente normal y común sentir los siguientes síntomas:

  • A nivel emocional: Tristeza, rabia, culpa, ira, ansiedad, soledad, impotencia, alivio…
  • A nivel físico: Falta de energía, molestias gástricas, alteraciones del sueño…
  • A nivel mental: Dificultades para concentrarnos, dificultades de memoria, pensamientos intrusivos, o darle muchas vueltas a las mismas ideas (rumiaciones).

El duelo ha de ser un proceso que avanza y madura con el paso del tiempo.

Las fases del duelo

Estas fases se suelen presentar en el orden indicado a continuación, aunque es también común la aparición en otro orden, o la ausencia de alguna de ellas.

  • Negación. La negación es una fase inevitable que hay que atravesar y de la que finalmente hay que salir para digerir la pérdida. Negar es una manera de decirle a la realidad que espere, que todavía no estamos preparados. El impacto de la noticia es tan fuerte que dejamos de escuchar, de entender, de pensar; incluso puede suceder que en un primer momento el bloqueo sea tan grande que no podamos ni sentir.
  • Enfado. Es un arma para la supervivencia. Es pedir ayuda, ya que nos impulsa a tomar otros caminos, cuando estamos en el fondo del agujero nos hace tomar impulso para salir a flote.
  • Negociación. Fantaseamos con la idea de revertir la situación. Podemos llegar a pactar con quien haga falta, incluso con Dios, prometiendo lo que sea necesario. Pero esta etapa suele ser breve porque estar pensando todo el día en soluciones es realmente agotador.
  • Miedo o depresión. Sentimos tristeza, incertidumbre ante el futuro, vacío y un profundo dolor. Nos sentiremos agotados y cualquier tarea se vuelve complicada. Pero a pesar de que podamos pensar que esto no acabará nunca y que va a durar para siempre, la realidad es que solo desde este punto podremos volver a reconstruirnos.
  • Aceptación. Es el último paso del duelo. Nunca es fácil aceptar que lo que se perdió, se perdió y no hay vuelta atrás. Llegar a este punto requiere de un gran trabajo. Se trata de aceptar que las piedras que vamos encontrando en la vida también forman parte del camino y por tanto, debemos reconocer que la pérdida forma parte de la vida, de la misma forma que perdemos juventud, amigos, parejas, lugares…
El duelo aparece y desaparece en el tiempo, sintiéndose más presente en fechas clave o en determinadas situaciones.

El proceso durante el COVID-19.

Las características de la situación actual comportan unos niveles de tensión o estrés, que pueden afectar a la fortaleza y al equilibrio mental, como:

  • No poder despedirse del ser querido, ya sea por la precipitación del fallecimiento (rápida complicación de la infección por coronavirus), o por la distancia física impuesta por los protocolos sanitarios de aislamiento.
  • Restricciones en los ritos funerarios: límite del número de asistentes, restricciones de contacto físico, necesidad de medidas extraordinarias de protección sanitaria o incluso imposibilidad de efectuar un entierro como tal vez se hubiera deseado.
  • No poder encontrarse con otros familiares y personas cercanas que también sufren por la pérdida o que podrían ser una fuente importante de cariño y consuelo, y no poder abrazarlos.
  • Derivado de la anterior, se comparten emociones, tristeza o lloros a través de pantallas, o por teléfono, lo que comporta una frialdad impuesta en la expresión de sentimientos.
  • La recurrencia de la pena y dolor añadido que supone el pensamiento de que el ser querido haya fallecido en soledad, sin haberse podido despedir.
  • Una gran dificultad para poder contar con una red de apoyo social y familiar en la forma en que estamos habituados.

Si necesitas ayuda profesional, no dudes en entrar en contacto conmigo.

¡Un abrazo!