¿Por qué ir al psicólogo?

Retomar el bienestar

Conforme vivimos, aprendemos, crecemos y acumulamos en nosotros recuerdos y experiencias. Tanto los recuerdos como las vivencias actuales pueden ser positivas, pero otras pueden estar afectando negativamente a nuestro estado de ánimo y a nuestra salud mental. De la misma forma que hacemos rehabilitación ante una lesión física o curamos al momento una nueva herida, la terapia es la forma de rehabilitación y cura ante heridas psicológicas pasadas y/o presentes.

Crecimiento personal

Cuando creces, lo haces tanto físicamente como mentalmente. Sabemos que el deporte es una actividad necesaria para mantener un cuerpo sano, además de que potencia nuestra resistencia, nuestra fuerza, coordinación y mejora nuestro aspecto físico. La terapia es la forma en la que tonificamos y entrenamos nuestra mente para madurar, fortalecer nuestras áreas más vulnerables, y disfrutar la vida de forma más eficaz. Siempre podemos ser una mejor versión de nosotros mismos.

Aumentar el autoconocimiento

Aunque a primera vista pueda parecer que nos conocemos bastante bien, existen múltiples dimensiones que nunca hemos explorado en nosotros mismos. Pueden ser zonas conocidas que nos infunden pavor, asco,  dolor… pero también pueden ser zonas ajenas completamente a nuestra consciencia. Vivimos en un hogar donde siempre hay una puerta sin abrir, un pasillo sin visitar. Parafraseando la leyenda del rey Arturo, los mejores tesoros se encuentran en los lugares más recónditos.

Desconfianza y reticencia a la terapia

Gracias a los aportes de la psicología al desarrollo del ser humano y su expansión a nivel global en los siglos XX y XXI, esta rama de la ciencia cada vez está más integrada y aceptada en la sociedad. Sin embargo, a día de hoy es normal seguir teniendo dudas de la psicoterapia, normalmente originadas por falta de información. Los obstáculos más comunes para comenzar un proceso terapéutico son los siguientes, y a continuación te presento los principios de mi intervención, con los que trabajo y solvento cualquier duda o preocupación antes y durante la terapia.

Es algo nuevo e inusual

Es un tratamiento relativamente nuevo, donde aún no sé qué se va a hacer, cómo se va a hacer, o qué puedo conseguir.

Miedo a sentirnos expuestos o vulnerables

Tengo miedo de afrontar eso que me hace sufrir o que me aterra, o exponer algo íntimo que me hace sentir avergonzado o ridículo.

Falta de control

No me voy a sentir entendido ni escuchado, voy a ser un paciente más. Temo trabajar ciertos temas por obligación, o usar técnicas que no siento que me sirvan.

Yo no tengo un problema tan grave

Al psicólogo solamente van las personas débiles, o que tienen un trastorno mental grave que requiere medicación.

Expectativas acerca de su eficacia

Conozco a gente que tras acudir al psicólogo, ha salido como entró y además se siente engañada y estafada por vender humo.

Principios de mi intervención

Transparencia

Desde la primera sesión, explico el proceso a seguir tanto a corto como a largo plazo, las técnicas apropiadas para trabajar el problema, y resolveremos dudas en todo momento.

Respeto y secreto profesional

Respeto, cuido y acojo tu mundo interior. Mi trabajo es hacerte sentir seguro y protegido. El secreto profesional forma parte de mi intervención.

Tú tienes el control

Siendo un caso único, buscamos las técnicas que sean más útiles para ti, además de escuchar y atender a aquello presente en ti en el momento, sesión a sesión.

Acuerdo de objetivos terapéuticos

Independientemente de la gravedad de tus problemas, tú eres quien decide qué objetivos perseguir en terapia. Puede ser algo sencillo y superficial que nos molesta o un proceso a lo largo de la vida que aborde todo nuestro ser.

Formación

En constante actualización, busco participar en supervisión profesional, estudiar nuevos avances en investigación y perfeccionar la calidad de mi intervención.